lunes, 2 de noviembre de 2009

Muertos en vida

Los bellos y los malos sentimientos se adhieren al corazón. De alguna manera alguien los envía para hacerse nuestros y por tanto, nos lo contagia. En ocasiones se siente la soledad y añoramos todo aquello que se desea pero también nos quejamos de todo eso que nos amarga la existencia. La noche se inunda de palabras perdidas en pasos perdidos y somos tan perdedores como esos pensamientos que pueden saber más que nosotros mismos. La madrugada se disfraza con el alma desnuda y nos acompaña por una senda tan oscura como perdedores podamos serlo. En ocasiones, somos gatos que en la noche pierden su camino por las aceras y los tejados; gatos que maullan en la madrugada por recuerdos felices y amargos buscándose la vida en el lado más oscuro de la noche.
.... Aquella noche Harry no estaba muy animoso tocando el piano. Las lágrimas afloraban a cada nota y podría decirse que aún a su pesar la noche se balanceaba en recuerdos amargos. El perfume a cannabis se apreciaba a la vuelta de la esquina y Hellen decía que sin ese sentimiento embriagador la vida carecía de sentido. Era noche de difuntos y calurosa para ser primeros de noviembre. Sandra echaba el hígado por la boca en los servicios del club y Tom se reía de ella sin ningún escrúpulo. La vida se derramaba a cada sábado dejando los bolsillos vacios y el alma rota. Rony se había gastado toda la paga en regalarle a Margaret una cadena de oro blanco que ella a su vez, la malvendió esa misma noche por unos gramos de heroína. Sam era diabético y borracho empedernido que se pasaba la noche enseñando su pié derecho con síntomas de gangrena. Thomas se sentaba siempre en el rincón más alejado de la gente y cuando se pedía el último Ron tenía por costumbre dejarlo sin probar sobre la mesa. Susi era una viciosilla calienta pollas que se arrastraba por la vida buscando en los bolsillos de algún incauto y los demás asistentes, sólo eran gente de paso que buscaban la soledad y la buena música. Con frecuencia Harry decía que la noche era el espejo del alma donde cada cual enseña su miseria más íntima. Aquella noche sus dedos arrancaban del piano notas depresivas. La noche de difuntos era una noche vacía de vida; de recuerdos de seres queridos que de alguna manera dejaron de existir. El recuerdo de todas esas personas pasadas, resultaba ser la resurreción de aquello que no vivía y por motivos de la vida, su recuerdo nos puede matar...

1 comentario:

InsolenZe dijo...

Diosssssssssssssssss ... todo lo malo se ve de noche ...
Parate a ver la luna esta noche, fijo que estara llena, oronda y brillante ... piensa... sera mala o te hara remover el alma con sentimientos?
Un beso