domingo, 21 de febrero de 2010

La flor de nuestro tiempo

La inteligencia natural del ser humano se ríe de su razón. Desde hace no se cuantos cientos de años el cerebro del hombre es como el del actual pues la capacidad de sentir y de razonar, es la misma. En pocos años disponemos de ingenios inimaginables y de esa sed de riqueza y progreso que no mira mucho nuestros cimientos milenarios. Me asombro cuando pienso en nuestra creatividad y hasta donde podemos llegar así como de las malas interpretaciones puestas al servicio del error.
Contínuamente vamos tropezando unas personas con otras por falsas ideologías y contínuammente los errores se repiten y se repiten para caer en las mismas soluciones. En verdad creo que los sinverguenzas pueden a los nobles de corazón. La moderación parece que no existe y cada vez vamos a más y más. La educación en las escuelas y el sentido de dar lo mejor de cada cual están perdidos. A mi parecer, son tan brutales estas formas de vivir que la mirada pone un ojo aquí y otro allí pues divisar el horizonte es ver la ausencia. Más cruel aún me parece aquel corazón que busca la verdad sin tener un alguien que lo oriente. Son tantas las cosas que no funcionan que yo me aislo y no por ello, mi vida es para dar ejemplo...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre me ha fascinado la historia de la humanidad,especialmente el periodo que comprende la edad de bronce-hierro que surge en la zona de Asia, y Mesopotamia. Para mí es el periodo más bélico de la humanidad y a la vez el que mas cámbios tecnológicos aporta. Es ahí donde surge la civilización occidentas.

Por todo esto, no es de extrañar que los valores occidentales estén anclados en el odio, querras, robos,saqueos,...
No hay que dar mas vueltas, genéticamente la condición humana se ha sido seleccionada para depredar.

De cuando en cuando, surge un Gandi, una Teresa de Calcuta,..., que chocan con el mecanismo normal de la condicción humana, pero no dejan de ser alelos recesivos que surgen por la estocastica genetica.

Fdo: Pitufín de las montañas.