domingo, 29 de agosto de 2010

Desde mi azotea

Lejos al atardecer, miles de miradas se pierden en el horizonte; sueños de belleza que rondan cada corazón en la intimidad del sentimiento para sentirse cercano a algo que por muy lejano del sol, nunca se pierde. Justo a la hora convenida, percibo que se detiene el tiempo con viejas vivencias que recorren mi memoria, mostrandome imágenes y sentimientos que son ausentes de este reloj... Mi corazón habla desde el silencio frente a un sol que se despide ardiendo en la linea del horizonte, abrasando campos y mares, incendiando nubes de cristal y pupilas soñadoras. Esta tierra da frutos sinceros que a la interperie no se ocultan, sino que aguantan a golpes de agua y sol la maravilla de la naturaleza.
Como siempre, aquello que no tiene palabra me embarga por sentir este mi mundo interior. Si alcanzo mi mano, acaricio el horizonte que poco a poco va perdiendo fuerza pues, la maravilla de la noche que llega comienza por mostrarme el primer lucero. Es entonces cuando la noche, la luna y las estrellas, los luceros y los satelites que nos vigilan, hacen que me vea como la hormiguita que soy dentro de nuestro firmamento...

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