viernes, 11 de febrero de 2011

De lo divino y lo humano, así en la tierra como en el cielo.

Me gustaría tener la misericordia que pido para mis errores pues, me asaltan a veces esas dudas de no calibrar todo aquello que no tiene perdón. Mi forma de actuar crea pecados sin ser intencionados y sin embargo a veces, cometo faltas intencionadas. La maldad en estado puro me hace pensar en el valor del perdón absoluto y en el poco atino de las faltas que cometemos las personas por no saber disfrutar de la vida. La ignorancia de lo que está bién y lo que está mal, tiene una frontera amplísima en cada individuo porque desconoce la pureza de su razón. Me cuesta creer que existen personas apostando por el mal de una forma tan asquerosa y natural que aún así, Diós los perdone por tener la ignorancia de no saber vivir al llegar el final de su vida. Pienso en el valor de la misericordia de Diós y en el valor que nos hace falta para perdonar cosas que son imperdonables...¿Podemos ser jueces sin conocer esa misericordia?. Yo la verdad es que alucino con el pensamiento de lo divino y lo humano...

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