martes, 7 de agosto de 2012

El dulce sabor de lo amargo


De pequeño, la gente moría por causas inexplicables. Todas las enfermedades tenían un nombre muy curioso y cuando no lo tenían, la familia solo pensaba que: "Simplemente ha llegado su fín". Hay una enfermedad que me llamaba mucho la atención creo que era el "dolor del miserere" y yo lo asociaba con iglesias o religión. La verdad es que de pequeño la gente moría, pienso que de forma más natural... Había viejecitos que guardaban cama durante meses y hasta años al cuidado de su familia y todo era natural porque, no se conocía mas medicina que la que había. En mis años de infancia, las mujeres guardaban luto y se vestían de negro durante un año y, había viejecitas que lo hacían durante toda su vida. Recuerdo a mujeres mayores que caminaban a duras penas por mi calle con dolores que le llegaban al alma...hasta que por alguna causa, yo las echaba de menos el día menos pensado porque habían muerto.
 Los hombres y las mujeres de mi infancia, tenian una vida llena de sin sabores y malos tragos. Mi pueblo se llenaba de una forma de vivir basada en el conformismo y la nobleza de ver venir el destino inevitable... un destino que para ese entonces fue muy normal.
 Recuerdo ver pasar los días de mi niñez bajo el respeto y el orden de mi padre y mi madre, y unos coscorrones con sabor de alpargata bien dados que yo, en mi conciencia, sabía merecidos. Muchas noches sentía el dolor de mi madre al llorar por cosas de la convivencia del matrimonio pero, todo eso para mi era un enigma que me llamaba al silencio de tener una educación de no comentar cosas que son taboo. Mis hermanos y yo crecimos al compás de una educación severa y muy respetada porque nuestros padres nos enseñaron en la mejor medida todo aquello que ellos creían saber.
 Ahora, después de los años, la vida se ve de otra forma. Paseo por mi pueblo y me horrorizo del nuevo sentimiento de sus gentes. Los vecinos se distancian aun más y las leyes las sufren hasta los perros para no pasear su soledad... Aprendes que cada tramo de tu existir es un paso más hacia la madurez. Cada año que pasa tu vida es totalmente diferente pero, eran tan maravillosos aquellos años... Ese sentimiento de todo lo que fue y seguirá siendo, vivirá en mi persona y las futuras generaciones que supieron escuchar a los mayores. Espero que la memoria de aquello que son y escucharon alguna vez, nunca se pierda. Nuestros orígenes forman la cultura de nuestra identidad...

Susana y Buscador




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