Cuenta una voz popular que: "Los corazones se alzan en alegría cuando nuestro mundo interior, coincide con la voz del que camina a nuestro lado".
Otra canción perdida lanzaba su sentimiento al aire: "Que dolor si no te tengo, que fracaso si me haces caso".
Un villancico al filo de la media noche anunciaba: "Venid a la última campanada, olvidaos de todo, sentid en vuestro corazón, la respuesta a vuestro pesar".
Nunca faltaba el dicho de noche vieja: " Ay de aquel borracho que no puede poner punto seguido ni comas, pues todo va de seguido sin días, semanas y meses y mucho más, si bebe Anís de Rute...".
Estaban en mi memoria las letras improvisadas; esas que nacían cuando alguien cantando quería impresionar: " En estos campos de aceituna, con lo poquillo que vale y lo que tu pides por tu boca, más que darte dineros en pesetas, yo te quiero a ti 100.000 dólares".- No pudo decir más porque estaba tan borracho que se cayó de la silla y tuvo que acostarse-.
A veces me hace mucha falta lo familiar. No es que me sienta solo pero, aquella época donde tantas personas participaban de las alegrías y las penas, se va perdiendo. Los pueblos dejan olvidadas las tradiciones que no es que fueran oro bruñido pero sí, eran ese calor de por lo menos preguntar ¿como estas?. De pequeño, la gente mayor ya echaba en falta cosas que yo no conocía. La evolución de la sociedad gana y pierde muchos valores y estoy seguro que en estos tiempos de escasez, el ingenio no faltará para que esta Navidad sea un buen recuerdo para el futuro...
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