Vuelve mi lado sensible. De puntillas va por la vida inocente a lo que sucederá envuelto en remolinos de pensares que se suceden, se transforman, cambian, me extrangulan de pena o me hacen reir cuando nadie me ve...Pasan las horas de la mañana con mis pasos perdidos que son los mejores encontrados; multiplicando que haceres y proyectos que se difuminan como los sueños que no se retienen; que van de paso huerfanos de dueño y de espectador...
Pronto caeran las hojas en este verano otoñal y en el Parque de Colón como cada año, mi mirada las perseguirá en su vuelo hacia el suelo, con eses o remolinos, con fuerza de gravedad en su planear suicida. A veces los deseos duran lo que tarda en caer una hoja al suelo, son estrellas fugaces que a las nueve de la mañana nadie la ve...Mientras, pasa la vida donde pasan cosas maravillosas ausentes de espectador; sin esconderse de nadie ni llamando la atención. Mantenemos un monólogo con nosotros mismos y continuado que juega con todo lo que nos sucede y que, en ocasiones, me gustaría tener un apunte para que no desapareciera...
Un café es una pausa en la Plaza Emilio Luque. Café Aromas abre pronto. La gente se detiene quizá en silencio, saboreando su tostada o su café, preparando el ánimo a los efectos de la cafeína mientras bulle su mundo interior con cosas pasadas, presentes o futuras...Les recomiendo un cortado con leche fría y corazón caliente...
Nada más.
4 comentarios:
Bien por ese optimismo
espero sigas adelante
Pases buena semana.
Un nostálgico poema con cariz otoñal.
Feliz tarde, Buscador
Fina
Nada mejor que un cafecito, para hacer una pausa y que vuele la imaginacion!
Saludos.
El lado sensible es importante.
Besos.
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